“….Porque a todo el que tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia; pero en cuanto al que no tiene, hasta lo que tiene le será quitado”(MATEO 25: 14- 29)
Una de las enseñanzas de la “parábola de los Talentos” de Jesús, es que no es inmoral obtener ganancias de nuestros recursos gracias al esfuerzo, astucia y trabajo.
“Pero el que recibió solamente uno se fue y cavó en la tierra y escondió el dinero en plata de su amo”. (vers. 18). Uno de los sirvientes de esta parábola, esconde el talento, por miedo, una tremenda falta de iniciativa para buscar un buen uso a ese talento, así que lo enterró en el suelo. A este no le interesaba ganar ni perder, solo le interesaba la seguridad. Muy similar es el caso de las personas hoy en día que buscan instituciones que les den alguna seguridad, tal como lo hizo este sirviente fracasado.
“…Amo, me encargaste cinco talentos; mira, gané otros cinco talentos” (vers. 20). Por otra parte, la iniciativa y el optimismo frente a un futuro incierto del primer sirviente, cuando duplicó los cinco talentos, fue un motivo de regocijo para su amo; “¡Bien hecho, esclavo bueno y fiel! Fuiste fiel sobre unas cuantas cosas. Te nombraré sobre muchas cosas” (vers. 21) Al igual en nuestros días muchos emprendedores y hombres de negocios enfrentan con optimismo un futuro incierto, ya que muchos no saben si van a obtener recompensas por sus inversiones e ideas, arriesgando tiempo y dinero. Deben pagar salarios e impuestos mucho antes de saber si podrán obtener beneficios de sus negocios.
“Esclavo inicuo e indolente (…) Por lo tanto, quítenle el talento y dénselo al que tiene los diez talentos” (vers. 28). Sin duda, si el sirviente fracasado hubiese tenido un espíritu más emprendedor no hubiese tenido tan severo castigo de su amo. Esta es una sociedad en donde el obtener ganancias es mal vista y un emprendedor es visto con ojos de sospecha. Que el tener ganancias es reprochable, es un concepto socialista, pero yo considero que lo que verdaderamente reprochable es tener perdidas.
Siempre se habla de la avaricia de los ricos o de los empresarios, pero nunca se habla de la avaricia de los pobres, pareciendo olvidar que la avaricia es un peligro espiritual que nos amenaza a todos, independientemente de nuestra riqueza o vocación. El deseo excesivo o insaciable de la ganancia de dinero sin importar si eres rico o pobre. Este deseo excesivo pesa más en nuestros corazones que las preocupaciones morales o espirituales de las personas. Además existen varias personas que rasgan vestiduras condenando a quienes obtienen ganancias, dando discursos sobre la nivelación social y redistribución de los ingresos. El fin último de estos discursos es la igualdad, como si las diferencias que existen entre las personas fueran inherentemente injustas. Según esta parábola de “los talentos”, el amo confía su dinero a cada uno de sus sirvientes según sus habilidades respectivas. Uno recibe cinco, mientras que otro recibe solo uno. En nuestras vidas, siempre existirán desigualdades entre las personas. Es por eso que un sistema moral reconoce eso y permite a cada persona el hacer uso de sus talentos al máximo. Por otra parte, un sistema demasiado benefactor a las personas hace que sus habilidades naturales se atrofien o les previene de descubrir sus talentos del todo.
En esta parábola de “los talentos” existe otra idea de cómo funciona la economía. El amo cuando se fue deja ocho talentos y al regresar encuentra quince. Esto es que la ganancia de una persona no fue a expensas de la otra. Los buenos negocios del primer sirviente no interfieren con los hechos del tercer criado quien escondió el talento. Quejarse de que la economía favorece a los ricos, es como quejarse de que la libre expresión favorece a los más elocuentes. A diferencia de lo que se habla hoy en los discursos populistas o demagogos, el éxito de los ricos hoy día no se genera a expensas de los pobres.
Como un motor para el desarrollo de la economía dependemos de los pequeños y grandes empresarios, la inversión, la toma de riesgos y la expansión de la riqueza y la prosperidad. Los emprendedores son personas visionarias y valientes, muy parecidas al sirviente que recibió los cinco talentos y los multiplicó. Pero es penoso ver que nuestra sociedad existen discursos fáciles que resaltan y promueven un comportamiento parecido al del sirviente fracasado. Sueñan con institucionalizar el comportamiento condenado del sirviente inferior.
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